La vida es magia

La vida es magia

Categoría: Artículos

img_1207Creo en la magia. Soy muy racional, pero creo en la magia. Insisto, se necesita creer en ella para saltar los obstáculos de la vida con gracia y con luz, con risas y travesura. La magia está en los detalles cotidianos que no puedes comprar, está en la risa de tus hijos, en contar los cinco deditos de su mano, en ver el hoyito que se les hace al sonreír, en ver cómo bailan, se mueven y en sentir esos abrazos que nos condensan en un instante la verdadera razón de vivir.

Era agosto de 1998, mi padre falleció en un trágico accidente aéreo y mi mamá y hermanas sobrevivieron (milagrosamente) al mismo. Yo tenía 22 años, me había acabado de casar un mes antes y estaba viviendo en una nube rosada. Ese 29 de agosto de 1998 cuando supe que el avión se estrelló, literalmente mi mundo se ensordeció con el sonido de la muerte, de un inmenso cristal que se rompía ante mí, era un sonido tan fuerte que sonaba a vacío. Mi vida se puso en pausa y dejé cualquier resto de mi niñez ese instante. El dolor fue tan enorme que estaba amortiguada, me dolía tanto que ya no sentía y debía sacar fuerzas para velar por mi mamá y hermanas que yacían con quemaduras de tercer y cuarto grado en un hospital luchando entre la vida y la muerte por casi tres meses. Tres mujeres valientes y luminosas que siguen destellando su luz 18 años después y que me enseñan con un guiño de ojo o un abrazo que la vida es maravillosa.

Cuando la muerte me abrazó, se me acercó y me susurró que se llevaba a mi papá, mi mejor amigo, confidente, ejemplo y guía, la vida, por unos instantes, perdió sentido para mí.

Y aquí viene la magia: era 1 de enero de 1999, mi hermana menor nos llamó llorando a decir que mi papá se había presentado en un sueño…se presentaba a despedirse. Entre varios mensajes de amor, dejaba uno muy especial para mí: que me llegaría una sorpresa única. Yo solo lloraba sintiendo su amor como un vínculo indestructible.

Pasaron unos días y supe que estaba embarazada. Recuerdo que estaba sola en el baño cuando me hice la prueba de embarazo y vi dos rayitas aparecer. Fueron las dos rayitas más maravillosas que he visto en mi vida y me anunciaban la pronta llegada de un bebé.

Pocas semanas después fuimos al eco, y el doctor nos preguntó: “’¿ustedes sabían que son dos?” mi marido perdió el color y yo solo comencé a reír nerviosamente y después a llorar, a reír y llorar al oír dos corazones dentro de mí. ¡Llevaba dos vidas dentro de mi vida!

Ese momento, todo cobró sentido: el ciclo de la vida se presentaba ante mis ojos. Con un dolor inmensurable perdía a mi ser amado, mi padre, pero experimentaba la maravilla de la maternidad. El motor de estas nuevas vidas devolvió luz y color a toda la familia.

Hoy, grata por ser madre, abrazo a mis mellizos Rodrigo y Gonzalo de 17 años y les agradezco su existencia porque ellos me devolvieron a mí y a los míos la magia de la sonrisa. Eso es magia…eso es el milagro de la vida.

 

Alegría Crespo

Phd Ciencias de la Educación (c).


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